Desde tiempos inmemoriales, los estereotipos de género han colocado a los hombres como los protagonistas de las profesiones científicas. Según las Naciones Unidas, los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres que se aventuran en ese campo continúan manteniendo a las niñas alejadas de las ciencias y la investigación. Si bien la participación de las mujeres y las niñas en este ámbito ha mejorado en las últimas décadas, la mayor parte de los países del mundo cuenta con una amplia mayoría de hombres en las áreas de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática, también conocidas bajo el acrónimo STEM.
En América Latina el caso más resonante es Perú, donde menos de tres de cada diez investigadores son mujeres, según los datos recolectados en 2018 por el Instituto de Estadística de la UNESCO. En México, aunque solo se disponen de datos del año 2013, apenas un 33% del total de personas definidas como investigadores eran del género femenino. A pesar de ser considerada una de las economías más pujantes de Latinoamérica, Chile también se sitúa entre los países de la región donde la proporción de mujeres científicas es más baja, con tan solo un 34% del total de investigadores en 2017.
Los países latinoamericanos con el mayor porcentaje de mujeres investigadoras incluyen a Venezuela, con más del 61% según datos de 2016, Argentina, con un 54% (2017), y Panamá, con casi el 52% (2013).